Historia

A orillas del río Estarrún, a 800 metros de altitud, entre campos cultivados, prados y pastizales, se sitúa este pequeño núcleo de población dedicado tradicionalmente a la actividad agrícola y ganadera, rodeado de los montes poblados de coníferas que caracterizan el paisaje de este tranquilo valle.


Lastiesas formó parte del municipio de Araguás del Solano hasta la incorporación de éste al de Abay en 1944. En 1963 pasó al ayuntamiento de Jaca. Lastiesas Bajas figuraba como entidad diferenciada de Lastiesas Altas en 1860 pero ninguna de ellas lo hacía en 1950 ni en 1960. El Vecindario general de 1776 otorgaba a Lastiesas dos vecinos. En 1857 su población era de 26 habitantes. En 1900 vivían en Lastiesas Bajas 23 personas. En las décadas centrales del siglo XX se mantuvo despoblado. En 2003 contaba con 8 vecinos.

HISTORIA

Las referencias documentales medievales no hacen diferencia entre Lastiesas Altas y Lastiesas Bajas y llaman al lugar Lastiesas o Las Tiesas. El rey Sancho el Mayor donó la mitad de Lastiesas al monasterio de San Juan de la Peña en el año 1030. En 1414 Lastiesas fue dado por Fernando I de Aragón a Lope de Gurrea, sus hijos y descendientes. Lastiesas constaba como lugar de señorío en 1778. En 1860 se indicaba que Lastiesas Altas y Lastiesas Bajas eran caserios separados.



ARQUITECTURA RELIGIOSA

La iglesia parroquial es una sencilla construcción de mampostería del siglo XVII dedicada a San Ramón Nonato. Consta de una nave rectangular con dos pequeñas capillas laterales, coro alto a los pies y torre campanario de aspecto robusto. El retablo mayor, de columnas salomónicas, es una obra de la segunda década  del siglo XVIII, realizada por el escultor Melchor de Ruesta. Algo más tardíos son los tres retablos restantes, de gusto rococó. La iglesia forma con el cementerio contiguo y sus  dos esbeltos cipreses un melancólico rincón.
Perfectamente fundida con el color oscuro de la piedra, destaca en un ángulo de la cerca una estela en forma de disco traída de una necrópolis medieval cercana y tapizada de líquenes anaranjados que ocultan parcialmente la cruz.



ARQUITECTURA POPULAR

Una verja de hierro con el nombre de Lastiesas Bajas da paso a este singular núcleo de población que nació como explotación agropecuaria de dominio señorial. En su calle única (de igual y expresivo nombre) se levanta Casa Aísa, la vivienda de los señores, de grandes proporciones. En su fachada principal, la más soleada, destaca la doble fila de balcones y una sobria portada de piedra en arco de medio  punto que resalta vivamente sobre los muros encalados. Encima se disponen el escudo heráldico de los Aísa y una placa con la fecha de 1644 y los nombres de sus entonces propietarios, Marie y Josep. En la clave de la portada aparece de nuevo el apellido Aísa, lo que revela la continuidad de la misma familia en la propiedad, y el año 1760, que puede corresponder a alguna de las varias reformas llevadas a cabo en la casa y que han ido cambiando su aspecto original.
Completan el conjunto la iglesia parroquial, las antiguas escuelas y varias construcciones de uso agropecuario. Bordas y pajares son las que mejor conservan las características tradicionales de la arquitectura popular, en piedra vista y con tejados de losas de pronunciada vertiente.



FIESTAS Y TRADICIONES

Las fiestas se celebran el 31 de agosto en honor a San Ramón Nonato. Sus vecinos participan en la romería de San Indalecio, en San Juan de la Peña, un domingo de la primera quincena de junio.

El tiempo en el valle